El modelo desarrollista en el que está inmersa la humanidad ha conducido o puede conducir a la naturaleza hacia un experimento ambiental del que no se saben cuáles van a ser las consecuencias. Los intentos conservacionistas, loables desde el punto de vista ético en sus posiciones moderadas, chocan en las extremas con el impedimento del desarrollo y la evolución de la sociedad, al menos tal y como está estructurada en la actualidad. ¿Qué modelo nos queda en el siglo XXI y en un futuro a largo plazo?

La idea como tal apareció en el informe de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, presidida en aquel momento por G. H. Brundtland, llamado "Nuestro futuro común", en el cual se daban alternativas a las aportaciones del libro "Los límites del crecimiento", (Club de Roma. 1968) que auguraba un futuro catastrófico para la humanidad sobre todo, en lo relativo a la contaminación de los medios naturales y al agotamiento de los recursos del planeta antes del año 2000. (¿?).
El informe Brundtland proponía el DS como: "Los nuevos caminos de progreso social y económico capaces de resolver las necesidades actuales (sincrónicas), sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas (diacrónicas)”.
La evolución de la idea de DS en el tiempo y según la concepción actual (Comisión Internacional de la Ciencia), permite definirlo como “un esfuerzo continuo para equilibrar razonablemente tres pilares básicos: el bienestar social, el desarrollo económico como motor de la calidad de vida, y la conservación del entorno, como expresión de ética y moral internacional en relación con el Medio Ambiente. Idea a la que lógicamente se apuntan los conservacionistas moderados.
Para que la sociedad alcance el DS tal y como se formuló, tanto en la propuesta inicial como en las acepciones posteriores, deben darse una serie de condiciones que pasan, obligatoriamente, por estrategias de todo tipo: ya sean ambientales, industriales, económicas, sociales, educativas....…, como :
- Evitar el despilfarro de los recursos naturales.
- Reducir el uso de las fuentes de energía no renovables, todas ellas con alta capacidad de contaminación.
- Ahorrar energía. Conseguir la mayor eficiencia energética en el mismo sentido.
- Contabilizar y asumir los costes económicos producidos por los impactos medioambientales.
- No utilizar hoy los recursos de las generaciones futuras.
- Adquirir el compromiso de consumir menos.
- Limitar las actividades territoriales a su capacidad de acogida.
- Rebajar la “huella ecológica” al mínimo posible.
- Reducir la emisión de contaminantes.
- Modificar las actitudes individuales y colectivas en relación con el medio.
- Integrar en el marco institucional DS y conservación de la diversidad biológica y cultural.
- Conseguir una alianza internacional en relación con el medio. Superar la visión antropocéntrica del mundo.
- Tratar de erradicar la pobreza de mundo de inmediato. Condonar la deuda externa de los países subdesarrollados.
- Disminuir el crecimiento de la población mundial hasta niveles compatibles con los que pueda soportar el ecosistema. Promover la educación de la mujer en los países del tercer mundo.
La expresión de decencia internacional que supone el DS lleva a cuestionarse si puede ser un objetivo real por conseguir o es algo utópico sin posibilidad de alcanzarse a escala global. En cualquier caso, a Siringa Verde le interesa tu opinión, compártela.