Sin embargo, no fue hasta el año 1994 cuando la Convención de las Naciones Unidas dio un paso importante para la protección de los océanos con la aprobación de una Ley específica sobre su conservación.
Sólo con pensar en la extensión superficial del planeta ocupada por los mares y océanos o en los volúmenes de agua que almacenan llegaríamos a la conclusión de que su importancia ambiental en todos los campos del conocimiento debe ser extraordinaria.
Sin embargo, hoy en día, el medio inhóspito que fue hasta hace poco tiempo ha sido utilizado masivamente y casi colonizado por la humanidad hasta unos límites insospechados con resultados nefastos para sus aguas; las consecuencias no han podido ser peores, sus recursos han sido, son o serán esquilmados impunemente; los vertidos a los que se ven sometidos de las composiciones más inverosímiles, son exagerados, y han modificado sus parámetros físico químicos y biológicos de tal manera que la contaminación puede estar en fase generalizada e insostenible, con importantes zonas muertas ya.
Si además, a esto le añadimos los efectos colaterales que experimenta el océano como consecuencia del temido cambio climático, como el incremento de su nivel, la modificación de la compleja máquina térmica que es, capaz de regular las condiciones climáticas locales, regionales, continentales y, posiblemente, globales, el panorama no deja de ser desolador y justifica la designación de un día mundial de conservación de mares y océanos.
Aunque la protección ribereña hasta los límites jurisdiccionales de las 200 millas es exclusivamente nacional, los fondos oceánicos más allá de ellas deben ser considerados como Patrimonio de la Humanidad y responsabilidad de todos el cuidarlos. La mayor responsabilidad y desafío que tiene planteada la humanidad es la conservación casi virginal de sus ecosistemas para conseguir por otro lado, un desarrollo sostenible que el deterioro cada vez mayor hace insostenible. (foto globo terráqueo, www.geocities.com).
3 comentarios:
Lo más preocupante de todo esto es que el océano, al menos hasta la última década del siglo XX, era la alfombra bajo la que se escondía toda la basura que sobraba, y aún hoy no debe ser muy diferente.
Yo solo me quiero referir a uno de los aspectos considerados. El océano como fuente de alimento. Acabo de venir de un puerto pesquero norteño y algunas de las especies habituales que se capturaban masivamente, han tendio que ser puestas en parada biológica. El problema estriba en que ¿no se sabe si se recuperarán o no después de su casi exterminio?
Normalmente la preocupación por la contaminación de los océanos se produce cuando hay un accidente grave de un petrolero. No obstante los vertidos en esos casos son sumamente inferiores a los de la limpieza de fondos en alta mar. Es de suponer que habrá una normativa para la limpieza de estos buques después de las consiguientes descargas en los puertos; sin embargo, los capitanes desaprensivos siguen lavando fondos en alta mar entre puerto y puerto. ¿Se les podría exigir una certificación oficial antes de cargar de nuevo que justifique las condiciones ideales de limpieza para evitar este fraude a la naturaleza?
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