“Torrey Canyon”, archipiélago Scilly, Cornwall Inglaterra, (1967); “Policommander”, islas Cies, Vigo, (1970); “Métula; estrecho de Magallanes, (1970); “Texaco Oklahoma”, cabo Hatterras, (USA), (1971); “Trader”, sur de Grecia, (1972); "Taxanita" y "Oswego Guardian", colisión, Sudáfrica, (1972); “Urquiola”, La Coruña, (1976); “Amoco Cádiz”, Bretaña, (1978);…”Castillo de Bellver”; “Exxon Valdez”; “Haven”; “Mar Egeo”; ”Sea Empress”; “Erika”; “Nature Sea”; “Prestige”;…
La lista de desastres marinos sería interminable, no sólo de petroleros aislados accidentados por diversas causas sino que se ha dado el caso también de choques entre dos e incluso tres a la vez en las intrincadas rutas marítimas, sin contar con los accidentes de barcos que transportan otras cargas tóxicas y peligrosas, los accidentes en los que están implicados buques militares, normalmente más “discretos” en cuanto a la publicidad del hecho en sí y la naturaleza de las posibles materias derramadas; las averías en plataformas extractivas “offshore”, las perforaciones de los oleoductos submarinos, el uso de vertidos con fines bélicos o las actividades delictivas de capitanes desaprensivos que limpian fondos en alta mar con la connivencia del armador y bajo banderas exóticas de conveniencia, completarían una panoplia de situaciones límites para los ecosistemas marinos.
Por ello, siempre a finales del mes de septiembre, en fechas fijadas por los respectivos países a su albedrío, las Naciones Unidas a instancia de los países miembros de pleno derecho y los asociados a la OMI, (Organización Marítima Internacional), establecieron el Día Marítimo Mundial, que desde 1978 pretende hacer prácticos sus objetivos, como son: preservar, en primer lugar, la seguridad del personal de a bordo durante las distintas singladuras, siendo conscientes de la importancia capital que para la economía mundial tiene este medio de transporte de mercancías; prevenir los desastres ecológicos derivados de la contaminación debida a los accidentes marítimos de cualquier tipo; luchar contra las descargas ilegales en el mar de sustancias nocivas y cualquier actividad lesiva y contaminante; alertar del cambio climático en tanto en cuanto las consecuencias que este problema puede tener en las costas del mundo.
Bajo el lema de este año: “60 AÑOS AL SERVICIO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO”, al igual que en los de los años anteriores, se pretende que este día sirva de aldabonazo para tomar conciencia y reflexionar sobre los problemas que esta actividad tiene sobre el mar antes de que sus consecuencias sean irreparables y modifiquen de forma sustancial paisajes como el que se muestra.
La lista de desastres marinos sería interminable, no sólo de petroleros aislados accidentados por diversas causas sino que se ha dado el caso también de choques entre dos e incluso tres a la vez en las intrincadas rutas marítimas, sin contar con los accidentes de barcos que transportan otras cargas tóxicas y peligrosas, los accidentes en los que están implicados buques militares, normalmente más “discretos” en cuanto a la publicidad del hecho en sí y la naturaleza de las posibles materias derramadas; las averías en plataformas extractivas “offshore”, las perforaciones de los oleoductos submarinos, el uso de vertidos con fines bélicos o las actividades delictivas de capitanes desaprensivos que limpian fondos en alta mar con la connivencia del armador y bajo banderas exóticas de conveniencia, completarían una panoplia de situaciones límites para los ecosistemas marinos.
Por ello, siempre a finales del mes de septiembre, en fechas fijadas por los respectivos países a su albedrío, las Naciones Unidas a instancia de los países miembros de pleno derecho y los asociados a la OMI, (Organización Marítima Internacional), establecieron el Día Marítimo Mundial, que desde 1978 pretende hacer prácticos sus objetivos, como son: preservar, en primer lugar, la seguridad del personal de a bordo durante las distintas singladuras, siendo conscientes de la importancia capital que para la economía mundial tiene este medio de transporte de mercancías; prevenir los desastres ecológicos derivados de la contaminación debida a los accidentes marítimos de cualquier tipo; luchar contra las descargas ilegales en el mar de sustancias nocivas y cualquier actividad lesiva y contaminante; alertar del cambio climático en tanto en cuanto las consecuencias que este problema puede tener en las costas del mundo.
Bajo el lema de este año: “60 AÑOS AL SERVICIO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO”, al igual que en los de los años anteriores, se pretende que este día sirva de aldabonazo para tomar conciencia y reflexionar sobre los problemas que esta actividad tiene sobre el mar antes de que sus consecuencias sean irreparables y modifiquen de forma sustancial paisajes como el que se muestra.
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