El concepto hábitat, como es sabido, es un concepto amplio, de aplicación normal directa sobre todo en el ámbito natural, concretamente en relación con los ecosistemas, y en el cual se incluye tanto la idea de espacio preciso como la de los recursos básicos y necesarios para que cualquier ser vivo desarrolle sin dificultades sus procesos vitales.
Es evidente por razones obvias que la especie humana, la humanidad, no puede (ni debe) excluirse de su grupo de los seres vivos a los que pertenece, y es por esto por lo que al igual que el resto de los organismos, también precisa de un hábitat peculiar que satisfaga sus necesidades, en relación a lo considerado arriba.
Desde hace muchos siglos, el hábitat humano por excelencia es el espacio ocupado por una población con más o menos número de individuos viviendo en comunidad; desde los asentamientos más primitivos a los poblados, y de estos a los pueblos para acabar en las ciudades.
Puede decirse sin riesgo de error que en la actualidad la mitad de la población mundial, (piénsese en el número de ciudadanos del globo que representa esta cifra), vive en las ciudades, algunas de ellas son extraordinariamente populosas, y que de hecho, prácticamente ya, se está a punto de sobrepasar esta cifra, con lo que la población urbanita dentro de muy poco tiempo sobrepasará a la población rural más la diseminada.
Por todo ello, dada la importancia del hábitat en general y del urbano en particular es por lo que desde 1985, conmemorándose desde el 1986, se celebra el Día Mundial del Hábitat, que con una temática para el presente año denominada: Desarrollo Armonioso de las Ciudades pretende dar el correspondiente aldabonazo y hacer reflexionar a la gente sobre la naturaleza real de los asentamientos humanos actuales; sobre el crecimiento desmesurado e irracional de muchas de ellas y, sobre todo, el problema que representa para el medio ambiente natural y social, más aún si se magnifica todavía más la llamada “urbanización de la pobreza” que se da en algunas.
Es evidente por razones obvias que la especie humana, la humanidad, no puede (ni debe) excluirse de su grupo de los seres vivos a los que pertenece, y es por esto por lo que al igual que el resto de los organismos, también precisa de un hábitat peculiar que satisfaga sus necesidades, en relación a lo considerado arriba.
Desde hace muchos siglos, el hábitat humano por excelencia es el espacio ocupado por una población con más o menos número de individuos viviendo en comunidad; desde los asentamientos más primitivos a los poblados, y de estos a los pueblos para acabar en las ciudades.
Puede decirse sin riesgo de error que en la actualidad la mitad de la población mundial, (piénsese en el número de ciudadanos del globo que representa esta cifra), vive en las ciudades, algunas de ellas son extraordinariamente populosas, y que de hecho, prácticamente ya, se está a punto de sobrepasar esta cifra, con lo que la población urbanita dentro de muy poco tiempo sobrepasará a la población rural más la diseminada.
Por todo ello, dada la importancia del hábitat en general y del urbano en particular es por lo que desde 1985, conmemorándose desde el 1986, se celebra el Día Mundial del Hábitat, que con una temática para el presente año denominada: Desarrollo Armonioso de las Ciudades pretende dar el correspondiente aldabonazo y hacer reflexionar a la gente sobre la naturaleza real de los asentamientos humanos actuales; sobre el crecimiento desmesurado e irracional de muchas de ellas y, sobre todo, el problema que representa para el medio ambiente natural y social, más aún si se magnifica todavía más la llamada “urbanización de la pobreza” que se da en algunas.
Pretende también aprovechar las actividades de este día para analizar las posibilidades de desarrollo integral urbano de acuerdo con una sostenibilidad que las haga socialmente ideales, donde no se den desigualdades, se consigan los mejores servicios y las condiciones ideales tanto hídricas, como educativas, sanitarias, y de cualquier otro tipo.
En definitiva, se persigue que las ciudades sean incluyentes, desde el punto de vista individual y colectivo, en las que se pueda vivir en paz y con dignidad.
(Imagen: elrincondefali.blogspot.com)
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